Tu cara atrae los balones[Mel]

Vino, mi cabaña olía a vino puro, el olor era delicioso, pero en exceso me estaba mareando, no podía creer que en verdad no se cansaran de beber todo el tiempo, sabía que todo era culpa de mi padre, les permitía hacer fiestas tanto como quisieran pero aun seguían con aquel pensamiento de que debería ponerle un alto a todo esto.

Salí feliz de mi cabaña, respirando el aire puro de los árboles, aquel olor que me hacía despertar todas las mañanas, por algo de lo que no me iba del campamento, era por eso, por su olor.

Caminé por todo el campamento, desde los establos, el comedor, la arena de lucha, hasta las canoas y el pino de Thalia, todo era hermoso. Tomé entre mis manos una lata de red bull y bebí un poco. Iba vestida con colores llamativos, una blusa con orejas de conejo, y tenis con ojos, aquella ropa de “mírame” que me gustaba llevar, no tenía porque comportarme formal, me gustaba ser yo misma, y si ser yo misma era ser rara, no me importaba, sería feliz al menos.

Tiré la lata al terminar de tomarla, ahora quería hacer algo diferente, algo que nunca se me cruzara por la mente ni de broma, eso era jugar cualquier deporte con balón. Recordaba cuando era niña, jugaba básquet y el balón iba directo a mi, me hacía caer al piso y recibir las burlas de los demás compañeros, no eran buenos recuerdos, pero gracias a eso le había perdido el miedo a los balones, y a cualquier cosa que diera con mi cara, me hacía fuerte de una manera rara.

Tomé un balón que se encontraba cerca, y comencé a botarlo sin razón alguna, no había a nadie jugando, podía hacer el intento de jugar contra la pared, pero apostaría todo a que hasta la pared me ganaba, así que solo me encontré así un tiempo, sola con el balón mirando al piso e intentando coordinar mis movimientos.

Escuché como que alguien se acercaba mirándome “por favor que nos e esté burlando” pensé y lo miré, era un chico, no sabía su descendencia, era la primera vez que lo veía en el campamento, siempre se conocía gente nueva allí.

Con una mirada me dio a entender que quería jugar conmigo, y la verdad es que la idea sonaba muy tentadora, así que acepte, ¿Qué mas podría pasar?. Me puse enfrente de el y viendo que el balón estaba en el aire, supuse que ya había comenzado el juego.

Yo hacía el intento de golpear el balón, pero claro, quedé en ridículo al ver que era pésima en eso, podía ver en su rostro que quizá también estaba desilusionado de cómo jugaba, el esperaba un buen juego y yo era un completo asco. El balón –según yo- iba directo a mis manos, pero no, iba hacia mi rostro como cuando era niña, aquellos recuerdos regresaron de nuevo, esa manera de cerrar los ojos fuertemente cuando el balón chocaba contra mi.

Lo vi sonreír un poco y eso me hizo sonrojarme, no quería mas burlas de parte de nadie, así que saqué ahora yo el balón, me sorprendió hasta a mi que cruzara la red, regularmente el balón chocaba contra la red y caía al piso, eso era lo de siempre, pero ahora no, por primera vez había pasado, me sentí muy feliz, pero la felicidad no duro mucho, porque a los pocos segundos de eso sentí de nuevo en balón en mi cara, y acto seguido bajé la mirada.

-Como vez no juego muy bien- dije y abrí los ojos tomando el balón entre mis manos.