No puede ser tan difícil. (Annabeth)

Ya habíamos recibido aquella llamada de Gover para ir por el y los otros 2 semi-dioses, pero ha decir verdad no estaba de un humor para seguir con el plan, quería de alguna forma distraerme de todo esto, de las misiones, de las peleas, sobre todo tenía que darme un poco de tiempo para pensar, para pensar aquella propuesta que cambiaría mi vida: transformarme en cazadora ¿si o no?

Suspiré mientras salía de la cabaña de Athena y caminaba por el campamento, como solía hacerlo con Luke los primeros días. Escuché a lo lejos a unas hermanas gritarme que si no quería entrenar, negando con la cabeza continué caminando hasta llegar al bosque, un lugar que te daba paz y tranquilidad, aunque era todo lo contrario.

Mientras caminaba, vi a una araña meterse en el tronco de un árbol, yo por instinto me separé de ahí y continué mirando como si nada pasara, caminando a una velocidad superior de la que traía.

Mientras seguía caminando me encontré de frente contra mi vieja carroza, en la que un tiempo había estado trabajando e intentando sacar a andar de nuevo. Me senté frente a ella y comencé a meterle cosas, hacer que funcionara, no era mucho trabajo para una chica como yo. Hace un tiempo que no competía en estas cosas, y ahora no quería dejar pasar la oportunidad de hacer funcionar mi bella carroza.

-Buenos días- le contesté con una leve sonrisa a la chica y regresando mi mirada a la carroza - Annabeth, hija de Athena- me presenté.

La chica me sonrió, pero de una manera fría, quizá era de aquellas chicas que no podían relacionarse con los demás por su actitud, de alguna manera me hacían acordarme mucho de Luke, aquella mirada tan rara que tenía en el barco de la princesa Andrómeda, la chica tenía un aire un poco parecido a Luke, salvo que su padre no era Hermes, si no hija de Poseidón. Había aprendido a no menospreciar a los chicos de Poseidón, después de todo mi mejor amigo era uno de ellos.

-Un gusto Loucie- dije con otra sonrisa, tratando de inspirar confianza.

Me dirigí hacia un trapo mojado para sacar el polvo de la carroza, a decir verdad no sabía ni cuanto tiempo tenía sin funcionar, quizá ni servía, pero estaba segura que era una de esas carrozas que duran para toda una vida sin sufrir daños.
Me amarré mi cabello hacía atrás para que no me molestara y comencé a limpiar la carroza, quitando todo el polvo que me hacía toser, quizá un poco se música no vendría mal, pero no había nada, por lo que decidí mantener las canciones en mi cabeza.

La mitad de mi carroza estaba cubierta por un sol que quemaba hasta más no poder, tenía ganas de decirle a Apolo que le bajara un poco a su calor, y a la otra mitad de la carroza estaba una gran sombra que daba un poco de frío, ningún lado parecía perfecto, así que me quedé a la mitad de la carroza, aún limpiando y viendo símbolos que había puesto en ella.

-Y ¿Hace cuanto llegaste?- pregunté haciendo la plática, aunque de vez en cuando eso no se me daba muy bien.

Sucia, completamente sucia estaba la carroza, pero no podía esperar otra cosa después del tiempo descuidándola. De vez en cuando perdía mi mirada en recuerdos, cuando había llegado al campamento por primera vez viendo como Thalia se había quedado atrás por salvarnos, también recordaba a Grover deprimido por no haber conseguido completo el trabajo de protector.

Mi mente se fue más atrás cuando me escapé de mi casa y luche contra los monstruos yo sola, aquel recuerdo me destrozaba y de tan realista que lo veía en mi mente se hacía tan vívido que me hacía sentir rara.

Miré un símbolo que había en la carroza, ese que luke un día mientras estaba con el me enseñaba a diseñar distintas imágenes, aquella tarde cuando me dio mi cuchillo para defenderme, diciendo que me protegería, algo que falló.

El se había vuelvo malo, no veía la realidad y a pesar de eso, sabía que el viejo luke estaba dentro de el, podía sentirlo como si solo yo pidiera hacerlo entrar en razón.

Al escuchar hablar a la hija de Poseidón me quité los pensamientos que tenía y me dediqué a escucharla, a prestarle atención para poder hacer una mejor plática con ella, como se supone que debería hacerla con muchos campistas.

Yo podría haberla juzgado por su ascendencia, pero al ver que su hermano Percy no era tan malo, podía percibir que ella no lo era para nada, si dejamos a un lado aquella mirada fuerte hasta podría ser una gran amiga.

-Vaya, no eres tan nueva como pensaba- dije con una sonrisa, era la primera vez que la veía, aunque no había estado tanto en el campamento, yo me la pasaba en la biblioteca viendo aquella arquitectura tan hermosa que creaban, aquel laberinto de Dédalo era el mejor tesoro de ver para mí, era simplemente perfecto.

-Si, de las mas viejas y fuertes- dije enseñándole mi collar con al cuenta de mis años en el campamento.

Fui hasta donde había un poco de agua y lancé el trapo mojándolo quitando el polvo que había en el, lo exprimí lo mas que pude y regresé a la carroza a continuar limpiándola, cada vez se veía mejor.

-Y ¿te gusta el campamento?- pregunté con la mirada aun en la carroza.