Conectarse
Últimos temas
Estamos en...
Mejores posteadores
Loucie Mongiello (491) | ||||
Annabeth Chase (412) | ||||
Thalia Grace (189) | ||||
Samuel Skarsgård (88) | ||||
Alexía Diamantidis (88) | ||||
Clarisse La Rue (79) | ||||
Atenea (64) | ||||
Apolo (62) | ||||
Melanie Lightwood (60) | ||||
Sophie Underworld (57) |
Dibujos en el cielo {Libre}
2 participantes
Página 1 de 1.
Dibujos en el cielo {Libre}
Era ya de noche, la luna resplandecia hermosa en el cielo, pero por su posicion podia ver que faltaba para que sea medianoche y yo era una verdadera amante del cielo y las estrellas, planeaba quedarme despierta toda la noche para admirarlas, me recordaba a mis tiempos de cazadora...tiempos felices, pero al final, los mas tristes.
Ya había pasado de la cena y desde mi cabaña se veía el brillo de la hoguera que siempre resplandecía con gran calidez y tamaño, y desde ahí no se podían ver bien las estrellas...un lugar mas alejado...si, donde no se viera tanto la hoguera podría ver las estrellas así que me salir de mi cabaña para verlas, observarlas detenidamente, admirarlas.
Se suponía que debería estar acostada en mi cabaña a punto de dormirme completamente tapada con una manta, pero eso no importaba, sabia que aun había movimiento por ahí, no era la única, así que desviarme al bosque no importaba. Mire a mi alrededor esperando que nadie me hubiera seguido y sonreí como una niña, si, era poco común en una hija de Ares, pero era algo mas como una hija de Afrodita, así era yo, lo inesperado, eso que nadie se imagina lo soy, aun y cuando se supone que saben como me muevo, yo se como hacer lo inesperado. Camine y camine un rato, quería que a mi espalda se dejara de ver el brillo naranja de la hoguera, iba con el pelo suelto, una blusa de tirantes color blanca, con una sudadera amarilla que me quedaba algo grande de color negro, con unos pantalones de chandal grises claro y unas zapatillas.
Decidí no alejarme tanto, a pesar de la hoguera claro, no es que me fuera a perder, yo sabia encontrar un camino cuando no lo había, tener una luz hasta en la obscuridad, ser lo inesperado, ademas que tanto tiempo en las cazadoras, el bosque era mi área, las estrellas y la noche. En mi caminata nocturna logre encontrar un lugar donde los arboles no se encontraban amontonados, daban espacio para ver las estrellas, era perfecto entonces, me quede mirando el cielo, parada, quieta, casi sin respirar, solo me quede ahí.
Ya había pasado de la cena y desde mi cabaña se veía el brillo de la hoguera que siempre resplandecía con gran calidez y tamaño, y desde ahí no se podían ver bien las estrellas...un lugar mas alejado...si, donde no se viera tanto la hoguera podría ver las estrellas así que me salir de mi cabaña para verlas, observarlas detenidamente, admirarlas.
Se suponía que debería estar acostada en mi cabaña a punto de dormirme completamente tapada con una manta, pero eso no importaba, sabia que aun había movimiento por ahí, no era la única, así que desviarme al bosque no importaba. Mire a mi alrededor esperando que nadie me hubiera seguido y sonreí como una niña, si, era poco común en una hija de Ares, pero era algo mas como una hija de Afrodita, así era yo, lo inesperado, eso que nadie se imagina lo soy, aun y cuando se supone que saben como me muevo, yo se como hacer lo inesperado. Camine y camine un rato, quería que a mi espalda se dejara de ver el brillo naranja de la hoguera, iba con el pelo suelto, una blusa de tirantes color blanca, con una sudadera amarilla que me quedaba algo grande de color negro, con unos pantalones de chandal grises claro y unas zapatillas.
Decidí no alejarme tanto, a pesar de la hoguera claro, no es que me fuera a perder, yo sabia encontrar un camino cuando no lo había, tener una luz hasta en la obscuridad, ser lo inesperado, ademas que tanto tiempo en las cazadoras, el bosque era mi área, las estrellas y la noche. En mi caminata nocturna logre encontrar un lugar donde los arboles no se encontraban amontonados, daban espacio para ver las estrellas, era perfecto entonces, me quede mirando el cielo, parada, quieta, casi sin respirar, solo me quede ahí.
Summer Falcon- Hija de Ares
- Dracmas : 35
Fecha de inscripción : 01/11/2011
Re: Dibujos en el cielo {Libre}
En ese mismo momento, en el túnel apareció una luz. Una luz brillante, llamativa, que le daba esperanza a quién la mirara. Una luz hipnótica, alentadora, agradable de ver. No te ciega en cuanto la vez y no te hace pensar que eres vulnerable al estar en la oscuridad cuando la luz reina justo a dos metros de ti.
Caminé por la ancha sala negra, oscura, hasta llegar a dónde siempre había deseado, en dónde había encontrado lo que siempre había buscado… pero no. Una sombra tapó la luz, que se transformó en un débil rayo de esperanza, que estaba a punto de ser arrebatado de mis manos. Apreté los puños con fuerza. ¿Quién era aquella persona que me deseaba la perdición? Mi pregunta no pudo haber sido resuelta, porque entonces el escenario cambió… y estaba en casa. ¡Mi hogar! ¡Al fin! Entonces vi una figura de una mujer, ya mayor, como de la edad de mi padre, riéndose junto a él en la cocina. Me acerqué a ellos, esperanzada, y como una niña pequeña mascullé "¿Mamá?" Aquella mujer se río y me dio la mano. Yo la tomé y enseguida, todo se difuminó y volvió la oscuridad. Quise quitar mi mano de la de aquella señora pero ella me la apretaba con fuerzas, con una sonrisa cínica en su rostro.
El pánico entró en mi y supe entonces que era una trampa. Que todo siempre había sido sólo una trampa…
Despierto, casi gritando. Está bien, era sólo una pesadilla. Suspiro. ¿Cómo, después de tantos años, puedo seguir teniendo tales pesadillas? Todo aquí es extraño, y conmigo aquí todo sólo empeora. Las cosas han cambiado demasiado de un día al otro y me asusta. Me asusta de verdad.
No hay nadie más en mi cabaña. Sólo soy yo y mis cosas. Por eso elegí el lado de la ventana, para poder sentir el viento fresco en mi cara cada vez que quiera. Lo mejor es el espacio… y el silencio. Al parecer, no hay muchas personas a quién pueda confiar, sobretodo porque no tengo ningún amigo. Pero eso me basta. ¿Sabes por qué? Porque el silencio me es agradable.
Me levanto de mi cama para sentir unos mechones de cabello caer sobre mi cara. La trenza ha comenzado a deshacerse, seguramente por todos los movimientos y todas las patadas que he dado durante aquella pesadilla sin fin. Vuelvo a suspirar. Aquella terrible verdad no deja de perseguirme y de la peor forma. ¡Justo cuando estaba comenzando a aceptar todo aquello! Me suelto el cabello y lo vuelvo a amarrar, en otra trenza. De día suelo dividir mi cabello y atarlo en dos trenzas iguales, pero de noche prefiero sólo una que recorra mi espalda.
Mi pijama es verde, el short es de bordes blancos, con una pequeña flor rosada en una esquina, mientras que la playera, que es de manga corta, tiene diferentes tonos de verde pero también está enmarcada con blanco, como el short.
Saco unas sandalias y me las pongo. Tomo algo de agua, que me sirvo en un vaso que suelo tener en mi mesa de noche. Cuando ya me siento más fresca, saco mi collar y me lo pongo. A decir verdad, la única vez que me lo quito es cuando duermo, pero ahora que me he despertado y no quiero volver a tener esas pesadillas, no veo por qué mantenerlo fuera de mi cuello. Respiro hondo y abro silenciosamente la puerta de mi cabaña.
Salgo rápidamente y ruego por que las arpías no me vean ni me huelan, es decir, aún no estoy segura de que sean parte de la naturaleza así que tal vez no me vean como parte de ella. No como las otras plantas o los bosques. Con pasos ligeros pero rápidos logro llegar al árbol que indica el comienzo del bosque. Lo toco y siento como rápidamente aumenta la confianza en mi misma y sonrío. Susurro un gracias antes de adentrarme en el bosque. La luz de la fogata sigue prendida, lo veo desde aquí. Espero que no me vean, porque sino estoy en problemas. Estoy tomando toda la responsabilidad de mis acciones al entrar a éste bosque pero no hay nada como venir aquí en medio de la noche, a sentir ese olor a naturaleza que ya no se ve en ningún lado.
Con mis pasos ligeros, avanzo hasta ya no ver una luz detrás, a pesar de que sé que me estoy alejando demasiado. Lo que pasa es que, al ser parte de la naturaleza dudo que me pueda perder, aunque no es improbable. Oigo la respiración de otro semidiós y sé que no estoy sola aquí. Utilizo mis habilidades para escuchar y me acerco sigilosamente, y ciegamente, a dónde está aquella persona. Los árboles siempre han sido mis escondite y mi salvación, al igual que ahora.
Oigo que los pasos cesan y sé que la persona se ha detenido. Aguanto la respiración cuanto puedo para saber si seguirá en marcha pero no lo hace. Sólo entonces sé que no sirve de nada contener la respiración y, poco a poco, trato de soltar el aire lentamente, pero no me resulta y suena una especie de bufido. Por la oscuridad no se nota, pero me sonrojo por la vergüenza y me dejo caer por el tronco del árbol, hasta quedar sentada.
Cierro los ojos fuertemente y cruzo los dedos, rezando por que no me hayan descubierto. Pasa un momento, al parecer 2 minutos. Luego otros 2 más. Sólo entonces me atrevo a mirar. Sigilosamente, me acomodo en otra posición para ver a mi "acompañante". Veo, por la luz de las estrellas, que es una chica, de cabello castaño y okos azules. Me atrevo a levantarme e intento trepar por el árbol sin hacer ruido. Hago más ruido que de costumbre así que dejo esa alternativa de escondite y de espionaje para seguir exactamente cómo estaba al principio. La chica mira las estrellas y no hace nada más que eso. Sonrío, pues me alegra saber que no soy la única que adora la noche. Las noches despejadas en particular.
Hago aparecer silenciosamente un árbol un poco más cerca de aquella chica. Quiero observar su comportamiento de cerca. Cuando trato de cambiar de árbol, no noto que hay una rama enterrada por sus dos extremidades, al parecer era una raíz. Tropiezo, me caigo y ruedo por el suelo hasta llegar casi a los pies de aquella chica. Cierro fuertemente un ojo, luciendo algo culpable, mientras que el otro sólo está ligeramente entrecerrado. Esbozo una sonrisa, tratando de no parecer culpable ni nada.
- Hola. Linda noche, ¿no? —suelto apenas veo que la chica ha posado su mirada en mí—
Trato de levantarme, con torpeza, y me sacudo la tierra del pijama. Suspiro, tendré que cambiarlo en cuanto vuelva a la cabaña.
Me alegra saber que la chica también es una campista. Si fuera uno de los maestros estaría muerta en éste minuto… pero ¿para qué pensar en lo que pasaría en vez de lo que pasa? Sonrío torpemente y levanto los hombros en señal de inocencia.
- Suzanne Arrow. —acierto a decir, mientras me regaño profundamente por ser tan indiscreta—
La indiscreción se paga y éste era su precio. Tengo suerte porque, como dije antes, es una campista pero como no sé su ascendencia no puedo estar segura de que estoy sana y salva.
Sana y salva. Aquellas palabras son como un suplicio para mi. No me culpes. He leído un libro en el que esas palabras son las más tristes que se puedan pronunciar. He escuchado una canción que hace que esas palabras sean algo vital. Mucho más de lo que uno creería. Esas palabras me dan ganas de llorar y no sé por qué, así que reprimo esas lágrimas que, si no fuera por mi gesto, reprimiría por nada. Dejo que mi mente quede en blanco para olvidar aquellas palabras que me hacen sentir mal.
Cuando recobro el sentido, sé que la chica me ha hablado y lucho por recordar qué me ha dicho, pues he dejado los ojos en blanco durante mucho tiempo y eso no puede ser más insolente o, mejor dicho, maleducado. Sonrío, buscando entre los rincones más profundos de mi mente, hasta que logro recordar lo que me había dicho y selecciono muy bien las palabras que voy a decir a continuación.
Caminé por la ancha sala negra, oscura, hasta llegar a dónde siempre había deseado, en dónde había encontrado lo que siempre había buscado… pero no. Una sombra tapó la luz, que se transformó en un débil rayo de esperanza, que estaba a punto de ser arrebatado de mis manos. Apreté los puños con fuerza. ¿Quién era aquella persona que me deseaba la perdición? Mi pregunta no pudo haber sido resuelta, porque entonces el escenario cambió… y estaba en casa. ¡Mi hogar! ¡Al fin! Entonces vi una figura de una mujer, ya mayor, como de la edad de mi padre, riéndose junto a él en la cocina. Me acerqué a ellos, esperanzada, y como una niña pequeña mascullé "¿Mamá?" Aquella mujer se río y me dio la mano. Yo la tomé y enseguida, todo se difuminó y volvió la oscuridad. Quise quitar mi mano de la de aquella señora pero ella me la apretaba con fuerzas, con una sonrisa cínica en su rostro.
El pánico entró en mi y supe entonces que era una trampa. Que todo siempre había sido sólo una trampa…
Despierto, casi gritando. Está bien, era sólo una pesadilla. Suspiro. ¿Cómo, después de tantos años, puedo seguir teniendo tales pesadillas? Todo aquí es extraño, y conmigo aquí todo sólo empeora. Las cosas han cambiado demasiado de un día al otro y me asusta. Me asusta de verdad.
No hay nadie más en mi cabaña. Sólo soy yo y mis cosas. Por eso elegí el lado de la ventana, para poder sentir el viento fresco en mi cara cada vez que quiera. Lo mejor es el espacio… y el silencio. Al parecer, no hay muchas personas a quién pueda confiar, sobretodo porque no tengo ningún amigo. Pero eso me basta. ¿Sabes por qué? Porque el silencio me es agradable.
Me levanto de mi cama para sentir unos mechones de cabello caer sobre mi cara. La trenza ha comenzado a deshacerse, seguramente por todos los movimientos y todas las patadas que he dado durante aquella pesadilla sin fin. Vuelvo a suspirar. Aquella terrible verdad no deja de perseguirme y de la peor forma. ¡Justo cuando estaba comenzando a aceptar todo aquello! Me suelto el cabello y lo vuelvo a amarrar, en otra trenza. De día suelo dividir mi cabello y atarlo en dos trenzas iguales, pero de noche prefiero sólo una que recorra mi espalda.
Mi pijama es verde, el short es de bordes blancos, con una pequeña flor rosada en una esquina, mientras que la playera, que es de manga corta, tiene diferentes tonos de verde pero también está enmarcada con blanco, como el short.
Saco unas sandalias y me las pongo. Tomo algo de agua, que me sirvo en un vaso que suelo tener en mi mesa de noche. Cuando ya me siento más fresca, saco mi collar y me lo pongo. A decir verdad, la única vez que me lo quito es cuando duermo, pero ahora que me he despertado y no quiero volver a tener esas pesadillas, no veo por qué mantenerlo fuera de mi cuello. Respiro hondo y abro silenciosamente la puerta de mi cabaña.
Salgo rápidamente y ruego por que las arpías no me vean ni me huelan, es decir, aún no estoy segura de que sean parte de la naturaleza así que tal vez no me vean como parte de ella. No como las otras plantas o los bosques. Con pasos ligeros pero rápidos logro llegar al árbol que indica el comienzo del bosque. Lo toco y siento como rápidamente aumenta la confianza en mi misma y sonrío. Susurro un gracias antes de adentrarme en el bosque. La luz de la fogata sigue prendida, lo veo desde aquí. Espero que no me vean, porque sino estoy en problemas. Estoy tomando toda la responsabilidad de mis acciones al entrar a éste bosque pero no hay nada como venir aquí en medio de la noche, a sentir ese olor a naturaleza que ya no se ve en ningún lado.
Con mis pasos ligeros, avanzo hasta ya no ver una luz detrás, a pesar de que sé que me estoy alejando demasiado. Lo que pasa es que, al ser parte de la naturaleza dudo que me pueda perder, aunque no es improbable. Oigo la respiración de otro semidiós y sé que no estoy sola aquí. Utilizo mis habilidades para escuchar y me acerco sigilosamente, y ciegamente, a dónde está aquella persona. Los árboles siempre han sido mis escondite y mi salvación, al igual que ahora.
Oigo que los pasos cesan y sé que la persona se ha detenido. Aguanto la respiración cuanto puedo para saber si seguirá en marcha pero no lo hace. Sólo entonces sé que no sirve de nada contener la respiración y, poco a poco, trato de soltar el aire lentamente, pero no me resulta y suena una especie de bufido. Por la oscuridad no se nota, pero me sonrojo por la vergüenza y me dejo caer por el tronco del árbol, hasta quedar sentada.
Cierro los ojos fuertemente y cruzo los dedos, rezando por que no me hayan descubierto. Pasa un momento, al parecer 2 minutos. Luego otros 2 más. Sólo entonces me atrevo a mirar. Sigilosamente, me acomodo en otra posición para ver a mi "acompañante". Veo, por la luz de las estrellas, que es una chica, de cabello castaño y okos azules. Me atrevo a levantarme e intento trepar por el árbol sin hacer ruido. Hago más ruido que de costumbre así que dejo esa alternativa de escondite y de espionaje para seguir exactamente cómo estaba al principio. La chica mira las estrellas y no hace nada más que eso. Sonrío, pues me alegra saber que no soy la única que adora la noche. Las noches despejadas en particular.
Hago aparecer silenciosamente un árbol un poco más cerca de aquella chica. Quiero observar su comportamiento de cerca. Cuando trato de cambiar de árbol, no noto que hay una rama enterrada por sus dos extremidades, al parecer era una raíz. Tropiezo, me caigo y ruedo por el suelo hasta llegar casi a los pies de aquella chica. Cierro fuertemente un ojo, luciendo algo culpable, mientras que el otro sólo está ligeramente entrecerrado. Esbozo una sonrisa, tratando de no parecer culpable ni nada.
- Hola. Linda noche, ¿no? —suelto apenas veo que la chica ha posado su mirada en mí—
Trato de levantarme, con torpeza, y me sacudo la tierra del pijama. Suspiro, tendré que cambiarlo en cuanto vuelva a la cabaña.
Me alegra saber que la chica también es una campista. Si fuera uno de los maestros estaría muerta en éste minuto… pero ¿para qué pensar en lo que pasaría en vez de lo que pasa? Sonrío torpemente y levanto los hombros en señal de inocencia.
- Suzanne Arrow. —acierto a decir, mientras me regaño profundamente por ser tan indiscreta—
La indiscreción se paga y éste era su precio. Tengo suerte porque, como dije antes, es una campista pero como no sé su ascendencia no puedo estar segura de que estoy sana y salva.
Sana y salva. Aquellas palabras son como un suplicio para mi. No me culpes. He leído un libro en el que esas palabras son las más tristes que se puedan pronunciar. He escuchado una canción que hace que esas palabras sean algo vital. Mucho más de lo que uno creería. Esas palabras me dan ganas de llorar y no sé por qué, así que reprimo esas lágrimas que, si no fuera por mi gesto, reprimiría por nada. Dejo que mi mente quede en blanco para olvidar aquellas palabras que me hacen sentir mal.
Cuando recobro el sentido, sé que la chica me ha hablado y lucho por recordar qué me ha dicho, pues he dejado los ojos en blanco durante mucho tiempo y eso no puede ser más insolente o, mejor dicho, maleducado. Sonrío, buscando entre los rincones más profundos de mi mente, hasta que logro recordar lo que me había dicho y selecciono muy bien las palabras que voy a decir a continuación.
Suzanne L. Arrow- Hija de Deméter
- Dracmas : 10
Fecha de inscripción : 30/12/2011
Temas similares
» Cantando (Libre)
» Trying to sleep {libre}
» Me, Myself & Time (León y Libre)
» The sun makes me sleep [libre]
» Vuelta por las colinas (libre)
» Trying to sleep {libre}
» Me, Myself & Time (León y Libre)
» The sun makes me sleep [libre]
» Vuelta por las colinas (libre)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|
Dom Sep 23, 2018 10:00 pm por Annabeth Chase
» Relaciones de Sesos con Algas {Amo a mi Novia}♥
Vie Jun 14, 2013 11:34 pm por Lily Giselle Craig
» {Relaciones de Cassie Blacke} Amo a mi novio♥
Vie Jun 14, 2013 11:23 pm por Lily Giselle Craig
» Hey... You, It's not what it looks like. ~Mrs. Mongiello's Relationships'~
Vie Jun 14, 2013 11:09 pm por Lily Giselle Craig
» Y si revivimos el foro
Vie Jun 14, 2013 11:05 pm por Lily Giselle Craig
» Registro de Avatares
Jue Jun 13, 2013 8:08 pm por Lily Giselle Craig
» ¿Como pude encontrarte aquí? {Percy}
Miér Jul 18, 2012 8:06 pm por Cassie Blacke
» Perseus Jackson [F.I.C.H.A C.O.M.P.L.E.T.A]
Lun Jul 16, 2012 9:16 pm por Thalia Grace
» Cassie Blacke {C O M P L E T A}
Lun Jul 16, 2012 9:14 pm por Thalia Grace