Trying to sleep {libre}

Acababa de despertar. Me fijo en la hora para descubrir que me he despertado antes del amanecer. Pues eso si que es extraño. No suelo despertarme a éstas horas, y desde que estoy aquí suelo dormir hasta que me despiertan. Me restriego los ojos y veo que mi nueva hermana ha dejado la cama. Había llegado hace poco y no he podido entablar una conversación con ella. La verdad es que, como paso la mayoría del tiempo en el bosque, es difícil encontrarme con alguien, pues no suelo ir a los entrenamientos.

Me levanto y me pongo las mismas sandalias de siempre. Vuelvo a hacer mi trenza de las noches y me preparo para salir, como siempre, poniéndome el collar y bebiendo algo de agua, al igual que siempre que me despierto por alguna extraña razón.

Salgo de la cabaña, en busca de aire fresco. Mientras camino puedo sentir algunas de las minúsculas piedras saltar sobre mis pies. No les presto demasiada atención, pues lo único que deseo es alejarme de las cabañas.

Al igual que cada noche sin descansar me dirijo a las áreas verdes. Empiezo a conocer el bosque cada vez mejor y para los insomnios he descubierto que ese no es el mejor lugar para ir. Las areas libres me permiten mantener el contacto con la naturaleza sin dejar de mantener los pies en el Campamento.

Hay árboles. Pocos, pero hay. Ellos me hacen sentir como en casa. De hecho, estoy en casa, sólo que aún no me acostumbro a eso. Tampoco es que lleve muchas noches o muchos días en el Campamento Half-Blood. Ver los árboles me recordaban los días de escalada y las noches que había pasado en éstos. Subir utilizando mis poderes no me traerá los recuerdos. Escojo un árbol y comienzo a subir. Mis pisadas ligeras y el poco peso que tengo me ayudan a subir con rapidez. Nunca me ha gustado comer demasiado, especialmente cuando sé que, para trepar, el peso y la agilidad puede jugar en tu contra.

Subo rápidamente hasta alcanzar una rama alta, desde la cual puedo ver una gran parte del Campamento. Maravillada por la vista, la bajo para poder ver los árboles. Los nidos de pájaros, los frutos, las ramas, las hojas y… ¿una persona? Bajo de rama para ver mejor. Así es. Hay una persona ahí, sentada sobre una rama. Tampoco debe de pesar mucho pues si puede estar sentada en una rama, es que tiene experiencia y que su peso no juega en su contra. Cambio de árbol, podría parecer que vuelo cuando, siempre me ha gustado ir de una rama a otra, casi como un simio. Sólo que soy una persona y la experiencia me ha hecho adquirir una velocidad impresionante, así que nadie me ve a menos que me haya pasado algo y no pueda ir igual que de costumbre.

Llego al mismo árbol que la chica y la observo. No puedo creer que haya gente a la que le guste descansar aquí. Le veo una cara familiar y supongo que también es hija de Deméter, pues sólo estamos nosotras dos en la cabaña. Me instalo en una rama cercana.

- Parece que no soy la única con insomnio. —medio murmuro medio hablo normalmente— Soy Suzanne Arrow, encantada. —me presento—

Mi hermana se cae del árbol. Suceso al cual me asusto terriblemente, como si fuese yo la que cayera. Ella alcanza a afirmarse al árbol, y comienzo a calmarme. Es decir, es mi hermana, ¿no? Además, si algo le pasa ahora viene a ser mi culpa.

Estoy demasiado asustada como para reaccionar pero ella logra subir sola.

- Lo siento. —digo—

Ella empieza a reír y su risa es tan contagiosa que termino riéndome yo también.

- Bueno, al menos a ti te dan la bienvenida.—contesto sonriendo— Bienvenida Jo; dime Anne… o Annie —respondo—

El susto que acabábamos de pasar hace que recuerde aquellos momentos en los que casi me caía de los árboles, cuando recién estaba aprendiendo. No soy una experta que digamos, pero si tengo experiencia. Supongo que mi hermana también, y también supongo que ella tiene una cierta conexión con la naturaleza.

- ¿Qué te trajo aquí? —le pregunto—

Puedo ver que el sol comienza a salir y siento el viento que recorre tanto éste lugar como el resto del campamento… y el resto del mundo. Se siente bien estar aquí. Lo más extraño es que estoy junto a mi hermana… que llegó uno o dos días después de mi… qué extraña coincidencia. Pero me agrada. Siempre me han dicho que tener amigos es bueno, pero no me entienden cuando digo que prefiero estar sola. La verdad es que, con la llegada de mi hermana, ya no me siento tan sola y creo que voy a poder disfrutar del silencio y de la amistad/hermandad al mismo tiempo.

Joanne sigue riendo. Al parecer es un ataque de risa de eso que te provocan no para de reír hasta pasada la media hora. Me obligo a dejar de reírme, puesto que no sólo íbamos a reírnos todo el tiempo que estuviésemos aquí. Consigo calmarme para seguir con la conversación, ya que quiero conocer mejor a mi hermana.

Dijo que eso había sido divertido y que no me preocupara. Que un susto no le hace daño a nadie. "Excepto si ese 'nadie' se cae de un árbol por culpa de ese 'sustito'" pienso. No lo quiero decir en voz alta. De hecho no digo nada más, al querer cambiar de tema.

Ella, alargando un poco el "pues" del principio de la oración, dice que se ha despertado temprano porque soñó que un teléfono gigante la quería comer, al no haber pagado la factura de éste. No sé cómo responder a la pregunta que siguió, ya que sólo me desperté. Por una vez mi cerebro me regaló una noche sin sueños. Recuerdo que duermo del lado de la ventana. Seguramente es por el primer rayo de sol de la mañana que me he despertado tan temprano.

- No tengo idea. —contesto con toda sinceridad— Creo que ha sido algún rayo de sol, ya sabes, al estar durmiendo cerca de una ventana… —digo—

La verdad es que después de la pesadilla del otro día no he querido tener sueño, pues es preferible no tenerlos a tener sueños horribles. Pero, como le pasó a mi hermana, mi cerebro no me ha dejado en paz y nunca lo hará… a menos que se canse de mi. Levanto la vista al frente para observar cómo las hojas del árbol se translucen por la luz del sol. Es un paisaje muy bonito. Me gusta verlo, me gustaría verlo todos los días. Es sólo que sé que no es posible. No es posible, eso lo tengo claro, pues no siempre hay tiempo en la vida de los semidioses para admirar la naturaleza.

- ¿Cuando supiste que eras semidiosa? —le pregunto, sin dejar de mirar aquella hoja translúcida–

Aquello me trae recuerdos no tan desagradables así que no me molesta preguntarlo… pero no sé si a mi hermana le incomoda, puesto que no todos reaccionamos de la misma manera, ya que no todos somos iguales. Espero su respuesta en silencio mientras recuerdo las últimas semanas que he pasado en casa.