Comunicación a través de un sueño [Libre]

Cargar el mundo no era precisamente la cosa más increíble del mundo, a estas alturas comenzaba a compadecer a Atlas por su gran trabajo. El peso del mundo era enorme, tenía la mayoría del cuerpo dormido sin perder la fuerza, todos y cada una de las cosas de este mundo, morirían si lo soltaba, ahora si se podría decir que todo estaba en mis hombros.

Miré a la lejos, un poco más acostumbrada a la oscuridad que había en el lugar, y miré a Luke, observándome de lejos, sonriendo con malicia como últimamente lo hacía seguido. Suspiré e intenté cerrar los ojos, intentando olvidar el peso que tenía, olvidando toda la adrenalina que pasaba por todo mi cuerpo, hasta que lo logré y me quedé dormida.

Muchos decían que a través de los sueños puedes mandar mensajes, nunca lo había intentado, siempre había mandado mensajes por parte de Iris, pero jamás a través de un sueño, quizá fuera la primera vez que lo necesitaba.

En el sueño, me encontraba en un barco familiar, desde que aparecí ahí el barco me daba la extraña sensación de un déjà vu, como si regresara a un año atrás, con la segunda vez que nos habíamos encontrado con Luke, pero ahora era distinto, no veía a nadie dentro del barco, seguía con la apariencia de ser un barco fantasma, pero sin nadie.

Caminé hasta quedar a la mitad del barco, intentando ver a alguien, intentando mandar un mensaje al campamento, y no me importaba quien fuera quien lo recibiera, solo quería salir de este lugar.

Levanté la vista un poco, entre la neblina que tenía el barco no lograba distinguir muy bien, pero luego vi bien, y me di cuenta que no estaba sola.

Después de otro día en el "famoso" Campamento Mestizo, he aquí la hora de dormir. Me acosté y me dormí, después de un día cansador en el que tuve que soportar las quejas del resto de las Cazadoras y soportar a los hombres desgraciados del Campamento.

Aparecí en un barco. Lo que no entendía era ¿por qué? Para los sueños, siempre hay una razón. Pero no la entendía. Definitivamente no la entendía. El barco estaba desierto. ¿Qué se suponía que hacía aquí? Caminé por la cubierta. Nunca había estado aquí antes… no al menos en mis recuerdos. ¿Dónde estaba? Había bastante neblina, lo que me reocordaba Nueva Jersey. Era un día de otoño, casi invierno, cuando fuimos de paseo de curso a Nueva York. Debo admitir que había mucha niebla. Si, niebla, pero no Niebla. Al menos no para mi. En cuanto me perdí no me preocupé, seguí mi camino, el cual me llevó hasta las Cazadoras.

Ser una Cazadora de Artemisa era lo mejor que podía haberme pasado. ¿Quién habría pensado que tenía esta oportunidad? Seguía reflexionando hasta que tropecé. No me caí pero me asusté. Me asusté porque tal vez había gente en el barco, y yo simplemente no las veía. Caminé un poco más, sólo para confirmar mis sospechas. En efecto, no estaba sola.

- ¿Quién anda ahí? —pregunté con una voz bastante firme, aunque con un ligero temblor entre medio—

Miré a la persona que, poco a poco, comenzaba a tener rasgos físicos. La neblina se disipó un poco, lo que me permitió observar mejor a la chica rubia aquí presente.

Me quedé un poco paralizada, por un momento creí que sería Luke o sus amigos, pero al ver a la chica, quedé completamente aliviada, como jamás lo había estado, sentía como algún tipo de salvación dentro de mi, era mi única oportunidad de salir de este lugar.

Quería correr hacía ella, pero aunque fuera un sueño, el peso del mundo aun lo sentía, me impedía moverme con rapidez, así que caminé lentamente hacia ella, intentando no asustarla por mi aspecto, sucio y cansado.

-Annabeth-dije con las manos arriba para que viera que podía confiar en mi, no era una chica que inspirara confianza, sobre todo por mis ojos que al estar cansados se hacían más grises, pero al menos hacía mi mejor intento de no espantar.

Me costaba trabajo pronunciar las palabras, me dolía la garganta, sentía el sabor de la sangre en mi boca, era de las peores sensaciones.

-H-ija….hija de Atenea- pronuncie y caminé hasta quedar enfrente de ella, sintiendo aquel espíritu vivo en ella, podía reconocer muy bien a las cazadoras, estaba pensando en unirme a ellas, pero no podía, no ahora, menos ahora.

La miré, jamás la había visto ¿Por qué era ella la que estaba teniendo el sueño?, podría ser porque su señora Artemisa estaba conmigo, sería un estilo de contacto para salvarnos a las 2, aunque yo no valía tanto como Artemisa lo hacía.

-Artemisa… su señora está conmigo-dije lentamente.

Se veía cansada. Su aspecto no era el mejor pero, siendo Cazadora no me importaba realmente. Levantó las manos y dijo su nombre. "Annabeth…" pensé. Me parecía haberlo escuchado. Hice un paso hacia delante y decidí hacer lo mismo que ella.

- Raquel. —dije con naturalidad—

La chica avanzaba lentamente, como si cargara un peso inigualable. Me acordé repentinamente de todos los mitos griegos, todas las leyendas, los dioses, los titanes, los heroes. Todo. Algo me hizo acordarme de Atlas cargando el cielo. ¿Será por el peso inigualable? Bueno, da igual. La cosa es que no sabía cómo podría estar todo eso relacionado. Dijo, entrecortadamente, que era hija de Atenea.

- Hija de Deméter. —me terminé de presentar—

No tuve necesidad de presentarme como Cazadora, ya que dijo que mi señora estaba con ella. Me vino un repentino ataque de preocupación.

- ¿Está ella bien? —pregunté—

Las palabras salieron de mi boca y apenas pude contenerlas. Pasé de la ignorancia y del miedo a lo desconocido a la preocupación extrema, miedo incluído. Me calmé… o por lo menos lo intenté.

- ¿Dónde están? —no quería parecer descortés así que mi tono era algo inseguro pero con un toque de esperanza—

Quería volver a ver a mi señora en paz, quería que Annabeth, fuera quién fuera, no se viera así de cansada. Quería que pararan las luchas por un momento. Luego comprendí. Había oído hablar de una tal Annabeth en el Campamento. Imposible no oír chismes cuando hay tantos campistas a tu alrededor. Al parecer había desaparecido y nadie sabía dónde estaba. Annabeth… ¿cual era su apellido? Shane… Chin… ¿Chase? ¡Chase!

- ¿Tú eres Annabeth Chase? —pregunté con sumo cuidado, mirándola a los ojos—

No quería parecer dura ni nada, pero debía detectar las verdades y las mentiras. Así se hace en plena guerra, ¿no?

El peso me estaba matando poco a poco, quería dejarlo caer, moría por dejarlo caer y desprenderme de aquel dolor, pero dejarlo caer significaba matar a todo aquello a lo que conocía, completamente todo, y prefería mil veces morir de dolor a matar a mis seres queridos que no tenían nada que ver.

Luke…. El rostros de Luke apareció en mi mente, aquella mirada sin arrepentimiento por lo que me había hecho, cada vez que aparecía en mi mente me hacía sentir desilusionada, ya no podía confiar en mis amigos después de esto, todo era complicado para mí, pero después recordé la razón por la que me había lanzado, tenía que salvar a mis amigos, a Percy, Thalia y Grover, daría siempre todo por ellos, porque ellos daban todos por mi.

Escuché su voz y regresé a la realidad, aunque no era la realidad, así que regresé al mensaje/sueño mirando a la chica que dijo ser hija de Deméter, con aquella expresión de preocupación al escuchar el nombre de su señora Artemisa, la entendía, era como si me dijeran por medio de un sueño que Atenea había sido secuestrada, seguramente haría la misma expresión que ella.

-Ella está débil, esta… muy débil- dije susurrando, pero era lo mas fuerte que podía hablar – está mas débil que yo- dije mirando su expresión que tenía, lo que menos quería era preocupar a una semidiosa mas, pero si era necesario eso para ser rescatadas lo haría-no tengo idea donde estamos, es un lugar oscuro… y luke…- no tenía ni idea si ella conocía a luke, pero podría mencionar ese nombre en el campamento y sabrían que el estaría detrás de todo esto-Luke castellan Hijo de Hermes está detrás de todo esto- dije y caminé un poco mas hacia ella, recargándome en la pared del barco y viendo como desaparecía mas cada vez mas la neblina.

Me mareaba mucho, el barco daba vueltas, aunque no se movía con rapidez, apenas y se movía lentamente como si solo fuera por la simple marea que lo agitaba, pero yo cada vez me sentía peor, sentía como mis ojos se cerraban y se abrían, como yo luchaba contra todo por no despertar, no quería cortar aquella conexión que sería mi única salida de aquí, mi rescate.

Escuché que dijo mi nombre y sonreí lo mejor que pude, al parecer no estaba de desapercibida por el campamento, me alegraba que se preocuparan algunos por mi, que al menos se supieran mi nombre.

Clavé mis ojos grises en los suyos, haciéndole entender que de verdad necesitaba su ayuda, mientras mas feliz estaba mas débil me sentía.

-La misma en persona-dije con un débil intento de sonreír- Tienes que hacer que me rescaten, por favor, no omitas nada dilo tal y como lo estas soñando, no ocultes nada- le dije mirándola esperando algún tipo de movimiento que me indicara que si iba a hacerlo.

Avancé más rápido hacia ella, sin cuestionar la comodidad de mi vestido azul, que llevaba en el momento.

- ¿Luke Castellan dices? —pregunté—

No estaba tan asombrada, había oído hablar de él en el Campamento Mestizo. No es tan difícil oír si vas caminando por ahí mientras los otros hablan de ese tema.

Así que si era ella. Me pidió que le dijera a todos en el Campamento lo que estaba pasando en éste sueño. Lo haría, para salvarla a ella y a mi señora Artemisa.

- Lo haré. Lo juro por el río Estigio. —pronuncié el juramento sagrado y estaba comprometida a esa petición—

De todas formas lo haría. Sin ninguna duda. No sólo sus vidas corrían peligro sino que la vida de un millón de personas dependía de ello. El barco a penas se movía pero Annabeth había parecido sentirse mal hace unos minutos atrás. Me pregunté por qué.